sometimes, somewhere, it could happen.24




miércoles, 25 de septiembre de 2013

haces que todo mi mundo siga en pie, con solo mirarme

Cuando todo este oscuro, cuando lo veas todo negro, aqui estaré yo. No importa que problemas puedan sobresaltarnos. Siempre permanecere a tu lado. Seré complice de tus silencios. Amaré cada una de tus palabras, tal como si fueran oraciones sagradas. Te acunaré los dias en que no puedas más, hasta que me mires y no te puedas contener. No me preocupa que a veces no quieras hablarme. Aprendere a escuchar a tu corazón, para que así puedas sentirte liberado cada vez que llegues a casa. Si algún día necesitas que me aleje, haré mis maletas y me marcharé. Y si algún día me llamas, volveré. Siempre estaré esperandote. Cada día que te sienta lejos, miraré por cada esquina, cada rincón, cada acera de esta ciudad. No voy a dejar que me olvides, incluso si no puedes verme. Estaré contigo hasta el final, hasta que digas "ya no más", incluso después de eso, seré incapaz de dejarte. Sé que a veces es necesario volar solo, pero el viaje es demasiado largo como para que no me dejes acompañarte aunque sea durante unos segundos. Esos segundos serán la señal de que sigo viva, de que sigo respirando cada uno de tus suspiros. Dime que no me quieres, y mañana las flores amanecerán marchitadas. Es imposible borrar cada una de tus huellas de mi piel. Incluso después de cincuenta años, sé que estaré aqui, contigo. No importa que desafíos nos traiga el destino, cada noche te haré soñar que no habrá otra igual. Y así sera, porque así esta escrito.

martes, 24 de septiembre de 2013

alguien está intentando que me cree recuerdos para siempre

Quizás este no es ni el momento, ni el lugar adecuado para hablar del amor. ¿Quien soy yo para hablar del amor? ¿Qué es eso a lo que llamamos amor?
La mayoría de las veces, decimos que "amamos" algo, sin saber tan siquiera el significado de amar. Pensadlo, porque yo llevo toda la tarde y todavía no he encontrado ninguna conclusión.
"Amar es no tener que decir nunca lo siento" decía Jenny en Love Story. Pues yo no creo que sea así. Es más, creo que cuando amamos a alguien, es a esa persona a la que más "lo siento" le dedicamos. 
Creo que no existe nadie en todo el planeta que jamás haya pedido perdón, que nunca se haya disculpado. Y ese creo que es uno de los gestos más bonitos del amor. Cuando realmente estas arrepentido, es que realmente has amado. Y no tiene porque ser algo negativo. Decir "lo siento", quiere decir que lo has pensado, y que has llegado a la conclusión de que tus acciones no tenían que ver con lo que pensabas o con lo que realmente querías hacer, lo que realmente amabas.
Al igual que perdonar, es el gesto más maravilloso del mundo. Nos sentimos libres cuando perdonamos, nos sentimos confiados. Si perdonas a alguien, es porque le amas. No quiero decir que estés enamorado, sino que si has optado por aceptar sus disculpas, es porque en un grado u otro esa persona te importa.
Amar, es recordar. Si recuerdas algo, lo has amado. No tiene porque ser un recuerdo idealizado, puede ser el recuerdo de un simple mordisco a una manzana. Amaste esa manzana mientras la comías. Asi creo yo que realmente es el amor, algo que no se encuentra sujeto, que no afecta a las personas, sino que más bien es algo que está en el aire.
"Love is in the air" decía John Paul Young en 1978. Probablemente se me adelantó. Aunque es muy posible, que John Paul al leer estas palabras no compartiera mi forma de entender su famosa frase.
Por tanto, mi conclusión es que no he sido capaz de entender que es amar, no por ahora, y no es porque no lo haya intentado. Amar es mucho más que mostrar tu amor hacía alguien. Incluso sin saberlo, cada día amamos algo de ese día, cada dia amamos algo nuevo, tal y como dejamos de amar otras cosas.
Amar es recordar que lo sientes, recordar lo que sientes.

lunes, 23 de septiembre de 2013

ayer es el hermano gemelo de mañana

A veces, las cosas no suceden como nos gustaría. O peor, no suceden, sin más. Lo que tenemos claro que va a ocurrir, puede ser una simple ilusión. No, no estamos en una de esas películas de Woody Allen, esto es la vida real. A veces, nos gustaría ser mil veces más felices que en este instante. A veces nos gustaría hacer miles de cosas que no podemos hacer en este momento. Y es ese "a veces", el que nos impide alcanzar nuestros sueños, el que nos impide luchar hasta el final, hasta caer rendidos, hasta decir basta.
Siempre me he considerado una persona optimista, de las que lucha contra ese "a veces" desde que se levanta hasta que se acuesta, una defensora incondicional del instante que tenemos delante, de la necesidad de hacerlo diferente, y olvidar todas esas cosas que estás perdiendo por estar haciendo algo. Hay que ser consecuentes, porque cada vez que elegimos algo, estamos renunciando a miles de cosas más, cuando elegimos algo perdemos el derecho a pensar en ese "y si". Porque en realidad, ese "y si" para nosotros ya no debería tener sentido, porque no va a ocurrir.
Lo que quiero decir, es que muchas veces, si no desperdiciáramos nuestro tiempo pensando en que habría podido ser, disfrutaríamos el doble, incluso el triple, de nuestras elecciones, del momento presente, de lo que nos ocurre aquí y ahora. Por ejemplo yo ahora mismo, tumbada en la cama mientras escribo estas palabras, me siento única. Este momento es único, no va a volver a repetirse. Incluso si a partir de hoy, todos los días de mi vida a esta misma hora intentara hacer lo mismo que estoy haciendo, jamás volvería a vivir este momento. Los momentos son irrepetibles, irreemplazables. Como cuando has pasado una época difícil, e intentas vivir nuevas experiencias para olvidar lo mal que lo has pasado. ¿De verdad creéis que podéis suprimir este momento? ¿Es posible sustituirlo? No, no lo es. En todo caso superarlo.
A veces, las cosas no suceden como nos gustaría. Pero eso no quiere decir que lo que nos esta sucediendo en este justo segundo, sea lo mejor que nos ha podido pasar nunca.

jueves, 12 de septiembre de 2013

y reírnos, y morirnos de placer

¿Alguna vez os habéis levantado con ganas de salir a la calle, esquivar todos los coches que se te crucen, y correr hasta el rascacielos más alto de toda tu ciudad? ¿No habéis sentido la necesidad de salir de la cama y subir al último piso de vuestro edificio? Y llegar allí arriba, asomarte, y saber que depende de ti caer, que a partir de tus decisiones puedes poner tu vida patas arriba. Pues a mi me ha pasado justo eso esta mañana.
Nada más salir de la cama, sin apenas haber abierto los ojos, el agua fría ha conseguido despertarme; y al llegar a clase, abrir el cuaderno, y esperar atentamente a que empezara la clase, es cuando he sentido esa necesidad. Caer al vacío. Justo como el agua se desliza por el nacimiento de un río, hasta llegar a lo más hondo, a lo más profundo.
Mi profesora de derecho romano explicando, y yo a punto de caer de un octavo piso, ¿que situación no? 
Y es entonces, cuando te encuentras en el bordillo, cuando estas a punto de lanzarte, como si quisieras imitar a un pájaro sabiendo perfectamente que no tienes ni una pluma, ahí es cuando te preguntas porqué. ¿que me ha hecho llegar hasta aquí? ¿y porque me divierte tener un pie fuera del bordillo, revoloteando, amenazando con arrastrar al otro a la nada? Preguntas y preguntas, pero la única respuesta que obtienes es que Rómulo y Remo fundaron Roma en el 754 a.C (o eso dice mi profesora). Una respuesta de la que ni siquiera podemos estar totalmente seguros, porque vamos a ver, hace mas de 2000 años de eso!!!
Pero sin rendirme, he seguido en búsqueda de mi respuesta, la respuesta a la pregunta del millón: ¿que mierdas me pasa?. 
No he discutido con nadie, no he entrado en ningún debate, es más, hoy comemos mi comida favorita, pero sin embargo sigo teniendo ganas de empujar mi cuerpo al vacío.
Algunos dirían que estoy loca o otros simplemente que necesito ayuda psicológica, pero yo creo que el problema es mucho más fácil de localizar.
¿Realmente quiero estar aquí? No, hoy no. Me acuerdo que el día que me matriculé tenia una sonrisa de oreja a oreja, pero hoy no. Y mirando a mi alrededor, me he dado cuenta de que a la gente le faltaba algo, a todos les falta algo (y no, no me los estaba imaginando desnudos). Les faltaba algo que no tenia nada que ver con la ropa, les faltaba la sonrisa. Y entonces he caído en la cuenta, ¿sabéis lo poco que me he reído desde que empezaron las clases?
No me he reído casi nada, es más, he estado muchísimo más seria de lo normal. ¿Entonces esta sensación tan rara era eso no? Me han robado la sonrisa. Es como si al matricularnos hubiéramos firmado una serie de pacto, prohibido reír, ¿o acaso habéis visto a algún juez echándose a reír mientras dictamina sentencia? No nos dejan reírnos. ¿Pero nos hemos vuelto locos? ¿Como no voy a reírme, si normalmente lo hago una media de tres veces por minuto?
Acabo de darme cuenta que no quiero tirarme, no quiero saltar, lo que quiero es reírme, reír a carcajada limpia, reír tanto que la profesora se gire y pida silencio, reír hasta que el vicerrector acuda a nuestro aula, reír hasta que uno de los concejales del ayuntamiento me escuche y no de crédito, reír tanto que hasta el amargado de la librería se contagie de mi risa.
Esta muy bien eso de ser serio, a veces es necesario, pero... ¿que seria de nosotros si nos nos riéramos nunca?