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jueves, 3 de octubre de 2013

lo siento por ti si intentas olvidar a alguien que quisiste

¿Os habéis fijado en lo bonito que se queda el cielo después de una tormenta? Es como si la fase más importante de la vida de las nubes ya hubiera pasado, ya han hecho su trabajo, su misión se ha cumplido, y ahora se van marchando, poco a poco, hacia ningún lugar.
Lo mismo ocurre cuando has amado a una alta intensidad, cuando has querido tanto a una persona,  tanto que regalarías cualquier parte de tu cuerpo sólo con escuchar su eco una última vez. Nuestro corazón se queda entonces como una especie de desierto, en el que por mucho que riegues, es muy difícil que vuelvan a crecer plantas.
Y cuando eso pasa, nadie ha pensado que ocurre cuando eso pasa.
En las películas de Hollywood podemos ver como dos personas se conocen, se enamoran, y son muy felices. Pero, ¿y cuando eso no ocurre? ¿que hay de las relaciones difíciles, en las que apuestas todo a nada, en las que te dejas a ti mismo en algún lugar para empezar a querer a otra persona? ¿Qué pasa con esas relaciones que te van destruyendo por dentro a la vez que construyen un elemento común? De esas no nos dicen nada. Porque no son bonitas, porque no interesa una historia en la que a una de las partes se le hace insoportable la felicidad de la otra.
Pues a mi, es la parte que más me gusta. Ahí es donde vemos que es lo que somos capaces de hacer para alegrarle los días a alguien, para hacer que en esta vida pueda decir alguien ha dejado todo a un lado por ellos, alguien que no somos nosotros mismos, alguien independiente a nosotros, a quien elegimos amar libremente ( o no tan libremente), alguien que se encuentra por encima de nosotros, en la esfera de nuestra vida, en algún lugar protegido, con llave, algún lugar que incluso queramos, nos es imposible abrir. Y la única llave que tenemos, la única manera de conseguir acceder a esa esfera y suprimir todo lo que contiene, es el tiempo. O eso es lo que siempre nos han dicho.
Pero no. Cuando te enamoras, o te desenamoras, ves que no es así. No puedes evitarlo, pero a la vez no puedes olvidarlo. Quizás el problema no aparezca aquí, sino antes, mucho antes, justo en el momento en el que nos dijeron, que con el tiempo, aprenderíamos a olvidar.

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